La adherencia terapéutica es el grado en que una persona sigue un tratamiento específico, como tomar un medicamento, o seguir un régimen alimentario y ejecutar cambios en su vida hacia otros hábitos más saludables, todos ellos, con las recomendaciones o prescripciones de un profesional sanitario. La falta de adherencia terapéutica en la actualidad es un problema de salud pública de máxima importancia, ya que provoca un peor control de una enfermedad, la reducción de la calidad de vida por falta de control de síntomas o más complicaciones y riesgos, un incremento del riesgo de morbimortalidad que contribuye en 194.500 muertes prematuras anuales en la Unión Europea y se estima que unas 18.000 en España, y un incremento del gasto sanitario por el mal uso de fármacos (del 8% del gasto sanitario que supone en el mundo, el 57% se corresponde con este problema) y el aumento de hospitalizaciones (11.250 millones de euros al año en España y un total del 10% de las hospitalizaciones).
Estudios científicos apuntan a que este problema, en el que hasta un 50% de las personas con enfermedades crónicas no siguen correctamente su tratamiento, podría mejorarse con acciones basadas en el voluntariado, es decir, con el apoyo a pacientes en este proceso para concienciar sobre la importancia del tratamiento, explicar aquello que no entendiera, o simplemente hacer seguimiento y mostrar su apoyo durante la enfermedad, y es que los determinantes sociales de la salud son los factores que más inciden en la falta de adherencia, y entre ellos, la soledad no deseada es el factor que más se repite en el proyecto piloto de Cruz Roja desarrollado sobre adherencia, para quien esta problemática se ha convertido en un tema de salud prioritario.
El proyecto ‘No me olvides’ ha analizado 14 factores de mala adherencia entre los que se analiza la situación de pacientes, sus aspectos socio-económicos, su tratamiento, su vinculación con el sistema sanitario, la enfermedad… de manera pionera y piloto con pacientes en Barcelona, Castellón, Alicante, Navarra, Las Palmas y Madrid. Tras el test inicial, ha realizado cursos con más de 1.000 personas participantes, y ya cuenta con más de 12.000 personas usuarias de todo el territorio nacional con las que trabajan 330 personas voluntarias en su adherencia terapéutica, especialmente, en casos de consumo cronificado y tendencia al aislamiento en casa; con ello contribuye a frenar el impacto social, económico y sanitario que conlleva este problema.
El objetivo de este proyecto es mejorar la gestión de la enfermedad, con un enfoque biopsicosocial mediante acciones de promoción de la salud, la prevención, la atención y el desarrollo de competencias; para ello, se hace un seguimiento de la pauta terapéutica y se ayuda a las personas a aprender sobre la forma correcta de seguir su tratamiento, se facilita el seguimiento con acompañamiento desde la consulta hasta en el día a día, y con ello, se genera un cambio positivo en la actitud de seguimiento de la persona que repercute positiva en su salud.
La situación de vulnerabilidad en la que pueden encontrarse personas y familias afecta directamente a la adherencia terapéutica: en algunos casos, si el problema es la falta de recursos para acceder al tratamiento o mantenerlo fresco -por ejemplo-, Cruz Roja facilita la entrega de bienes o recursos económicos para tal fin; en otros, la falta de motivación puede venir por desconocimiento, creencias negativas de la persona, su perfil psicológico, su situación familiar o el estigma social, y por tanto, la asistencia también incluye el apoyo emocional y psicológico, además de la capacitación personal para que aprenda todo lo necesario para comprender la enfermedad y el tratamiento, y sea capaz de autogestionarse.
El voluntariado de Cruz Roja, además, realiza contactos periódicos de seguimiento para mantener la motivación y comprobar el progreso de las personas atendidas, pero puntualmente realiza llamadas de recordatorio para la toma de la medicación, recordar indicaciones sobre su estilo de vida o las próximas citas médicas, e incluso, si es necesario, se le prepara y/o acompaña a las mismas, aunque en ningún momento Cruz Roja interviene en la prescripción médica.
Como complemento a toda esta actividad existen visitas domiciliarias en los que se revisa cómo organizar la medicación, la dieta e incluso la lista de la compra, qué actividad física se puede realizar, e incluso se les invita a participar en actividades propias de Cruz Roja como los paseos saludables para que tengan y mantengan una vida activa; en el caso de personas a las que les falten recursos para la conciliación, también se ofrecen servicios de ludoteca o proyectos de apoyo escolar para que también se puedan acudir a actividades deportivas cuando se tienen menores a cargo, o realizar otras actividades que mejoren su salud.
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