Las planta de producción y logística de TEVA en España, ubicada en Zaragoza, se ha convertido en un referente de la política medioambiental de la compañía, gracias a la estrategia de ‘residuo cero’ que sigue desde hace un lustro. Este compromiso con el entorno está alineado con los criterios de responsabilidad medioambiental de la compañía, que prescriben la necesidad de minimizar el impacto de sus operaciones y productos en el planeta.
Además de maximizar el reciclaje para evitar en todo lo posible los residuos y efluentes derivados de fabricar sus productos, la compañía ha fijado, a nivel global, una serie de ambiciosos objetivos medioambientales que incluyen desde la reducción de emisiones de efecto invernadero a un menor gasto energético, entre otros aspectos.
En relación con la reducción de emisiones, el objetivo es reducirlas en un 33% para 2030 con referencia en las que se produjeron en 2017. Una meta que parece alcanzable, dado que en 2020 la reducción llegaba ya al 25% con respecto a tres años atrás. Además, la extracción de agua en zonas con estrés hídrico se redujo el año pasado un 13% en relación con 2019 y el consumo de energía disminuyó en un 6% comparado con el año anterior.
“En TEVA reconocemos nuestra responsabilidad y la vemos como una oportunidad para mejorar la vida de las personas y lograr un impacto duradero, también en materia medioambiental», señala Juan Carlos Conde, Director General de TEVA para el clúster España y Portugal, quien destaca la importancia de la reducción de la huella ecológica y el compromiso de la compañía con reducir el impacto de sus actividades a nivel global y nacional. “Este compromiso forma parte de una cultura empresarial responsable y fiel con nuestros valores; sostenible y comprometida con el entorno en el que vivimos”, explica.
Reducción de residuos
La planta de Zaragoza de Teva se ha convertido en un claro ejemplo de la ejecución de los objetivos de la compañía en materia medioambiental. “Cada uno de nuestros empleados, desde su puesto de trabajo, es consciente de la importancia de cuidar el medioambiente”, explica Antonio Cabodevilla, Director de la planta de TEVA en Zaragoza. “Entre 2008 y 2010 se pusieron en marcha mecanismos para reciclar todo el metal, cartón, madera y plástico que se desecha dentro de nuestro proceso productivo; durante los cinco años siguiente se prosiguió mejorando la segregación de estos residuos, aumentando así el porcentaje de reciclado y, finalmente, en 2015 se alcanzó nuestro objetivo de ‘Vertido Cero’, que implica que ningún desecho vuelve a la naturaleza”, añade.
El proceso de separación de los materiales está inserto en el propio proceso productivo de la planta. Desde el compactado de cartón para reciclar –que se realiza en la propia fábrica– a los palés, cuya reutilización se valora in situ. Aquella madera que no puede ser reaprovechada se lleva a reciclar para ser convertida en nuevos palés o en biomasa. Los bidones y el film de embalaje, hechos de polipropileno, son llevados a reciclar en su totalidad, al igual que los materiales metálicos, que son fundidos, que se reutilizan como materia prima para numerosos nuevos productos. El resto de los residuos –la basura, propiamente dicha-, se utiliza como fuente de energía, evitando la necesidad de obtener combustibles en la naturaleza.