En las últimas semanas del verano, en las que se han registrado las temperaturas más altas del año, las noticias sobre incendios se han sucedido. Algunas de ellas, como las de algunos incendios forestales recientes, incluyen información sobre las víctimas, ya sean trabajadores de extinción o población de la zona, que sufren quemaduras en amplias superficies de su cuerpo. También otros accidentes, más frecuentes en época estival, como los de tráfico, u otros como los que suceden en barbacoas, provocan este tipo de lesiones.
De acuerdo con el último Informe de Lesionados por Quemaduras en España de la Fundación Mapfre y de la Asociación Española de Quemaduras, cada año se producen 6.500 visitas a urgencias y 1.300 ingresos hospitalarios como resultado de quemaduras. Entre 50 y 80 personas fallecen en los hospitales cada año por estas lesiones. En cuanto al tratamiento, el informe señala que se practica una media de 1.400 intervenciones de cirugía reparadora al año para tratar a estos pacientes. El Dr. Enrique Monclús, coordinador de la Unidad de Grandes Quemados del Hospital Miguel Servet de Zaragoza y miembro de la Junta directiva de la Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética (SECPRE), además de uno de los autores de este estudio, señala que “la quemadura es el tipo de herida más complejo que existe, uno de los peores ataques que puede sufrir nuestro cuerpo y, en estos casos, el cirujano plástico no sólo repara en el sentido estético y funcional, sino que salva vidas”.
El perfil de los pacientes quemados es muy variable, pero hay algunos rasgos comunes. El grupo etario con mayor incidencia es el de personas de entre 30 y 50 años. Las quemaduras graves, además, son más frecuentes en varones (casi un 63% de los afectados), en niños y adultos, excepto en el grupo de mayores de 65 años.
Más allá de estas características, el Dr. Monclús apunta que “hay algunas quemaduras con perfil estacional. En verano, la más frecuente es la que sufren algunos aficionados a la barbacoa, que puede llegar a ser grave. También en accidentes de tráfico y en incendios forestales pueden ocurrir. Incluso, son típicas las que se producen en motocicleta, por los tubos de escape, cuando el conductor va en pantalón corto. Hasta hemos llegado a tener ingresados pacientes por quemaduras solares graves”, enumera. En otros momentos del año, como el invierno, en zonas rurales, “se producen quemaduras por braseros y, en zonas en las que se hacen conservas, quemaduras por escaldaduras”. Otras lesiones, como las derivadas de accidentes laborales, se producen durante todo el año.
Una piel nueva para el paciente
La mayoría de las personas que han sufrido estas quemaduras graves en superficies amplias de su organismo deben someterse a cirugía plástica reparadora para recuperar la funcionalidad y la calidad de vida tras un accidente de este tipo. España, con 9 unidades de Quemados en los hospitales del Sistema Nacional de Salud, de las cuales seis son Centros, Servicios y Unidades de Referencia (CSUR) de quemados críticos, es uno de los países pioneros en Europa en cirugía de quemados. Todos estos centros forman una red asistencial que permite llevar a cabo las intervenciones necesarias en todas las víctimas de estos siniestros, con independencia del lugar donde se produzcan.
En estas unidades y servicios, los cirujanos plásticos son los profesionales responsables del equipo que atiende a unos pacientes especialmente vulnerables. “Nosotros lideramos los equipos interdisciplinares”, explica el Dr. Monclús. “Participan intensivistas, rehabilitadores, fisioterapeutas, enfermería con un papel muy importante… pero el cirujano plástico es el que tiene que darle una piel nueva al paciente”, asegura.
Para hacerlo, se aplican técnicas quirúrgicas complejas. “Desde hace 40 o 50 años, el tratamiento de las quemaduras ha consistido en retirar la piel quemada y aportar piel del paciente de zonas no quemadas con un injerto. Desde hace seis o siete años, contamos con un tratamiento desbridante, para eliminar la superficie quemada. Así eliminamos quemaduras en pocas horas y dejamos la zona lista para regenerarse, si la quemadura es superficial, o para injertar piel del paciente”, detalla el Dr. Monclús. En definitiva, concluye, “hoy en día contamos con técnicas que permiten recuperarse a un gran número de pacientes. Con quemaduras muy extensas, hay muy poca piel sana disponible, pero tenemos otras armas: podemos multiplicar la piel hasta por nueve con un instrumento llamado mallador. También, con una pequeña porción de piel podemos cultivarla en el laboratorio. Aunque conseguimos un tejido más rudimentario, nos sirve para salvar al paciente. En el futuro, tendrá que someterse a cirugías por secuelas, pero se habrá salvado”.