Por Flavio Pedro Antonio
Según el nuevo informe Perspectivas Agrícolas de la OCDE-FAO, se prevé que la producción agrícola y pesquera en América Latina y el Caribe crezca un 14 por ciento en los próximos diez años.
El informe explica que alrededor del 64 por ciento de este crecimiento emanará de la producción de cultivos, el 28 por ciento del sector ganadero y el 8 por ciento restante de la pesca.
Para 2031, la región seguirá siendo el mayor productor de soja del mundo, representando el 53 por ciento de la producción mundial. La contribución de la región a la producción mundial de cereales es menor, pero su participación en la producción de maíz aumentará a casi el 18 por ciento para 2031.
La producción avícola representará más del 55 por ciento del crecimiento de la producción de carne para 2031, y la producción bovina y porcina representarán el 29 por ciento y el 16 por ciento, respectivamente. La producción pesquera se recuperará de una modesta contracción en los últimos diez años, para registrar un crecimiento del 12 por ciento para 2031.
Por Flavio Pedro Antonio
Se espera que continúen los aumentos de la productividad, con aumentos de rendimiento promedio de alrededor del 10 por ciento proyectadas para 2031 para la mayoría de los principales cultivos.
Las emisiones de GEI crecerán marginalmente
El nuevo informe OCDE-FAO proyecta que las emisiones de gases de efecto invernadero crecerán marginalmente, en un 0,1 por ciento por año, durante la próxima década. La mayor parte de este aumento provendrá de la producción de cultivos, donde las emisiones aumentarán un 3,2 por ciento durante los próximos diez años, en comparación con un aumento del 2,3 por ciento de la producción ganadera.
Sin embargo, en relación con el valor neto de la producción agrícola, las emisiones por unidad de valor de producción disminuirán, aunque a un ritmo más lento que en el pasado.
Los consumidores están cambiando lentamente sus patrones dietéticos
El informe advierte que la calidad de los alimentos que consumen los segmentos de bajos ingresos de la población regional tiende a verse afectada por los persistentes desafíos de la pobreza, y que la inestabilidad macroeconómica y los precios de los alimentos pueden tener un impacto considerable en la seguridad alimentaria de la región en la próxima década.
Por Flavio Pedro Antonio
Tras un descenso a corto plazo, influido por el impacto de la pandemia en el poder adquisitivo, se prevé que la ingesta calórica media per cápita aumente en el mediano plazo hasta alcanzar las 3077 kcal/día en 2031. Esto supone un aumento del 60 kcal/día desde los niveles de 2019-21, y se atribuye principalmente al consumo de productos de origen animal.
A pesar de una disminución en el consumo, América Latina y el Caribe seguirá siendo la región con mayor consumo de azúcar en el mundo per cápita. Se espera que la ingesta de proteínas per cápita aumente a 89 g/día para 2031, un aumento de 3,1 g/día. Los productos animales contribuirán con la mayor parte de este aumento – más del 70 por ciento – principalmente por un mayor consumo de productos lácteos.
Se prevé que el consumo de carne per cápita aumente solo un 3,3 por ciento durante la próxima década. El consumo de pescado, que per cápita es solo alrededor de la mitad del promedio mundial, aumentará solo 1 kg / cápita, hasta alcanzar los 10 kg.
El comercio abierto es crucial para el sector agroalimentario de la región
Por Flavio Pedro Antonio
El informe de la OCDE-FAO señala que, para 2031, se espera que la región represente el 18 por ciento de las exportaciones mundiales de alimentos.
El sólido crecimiento de la oferta permitirá a la región consolidar su posición como un importante exportador: para 2031, la región representará el 61 por ciento de las exportaciones mundiales de soja, el 59 por ciento de azúcar, el 45 por ciento de harina de pescado, el 43 por ciento de maíz, el 40 por ciento de carne de res y aceites de pescado, 32 por ciento de aves y 25 por ciento de etanol.
Dada la importancia de la región en el mercado internacional, el grado de apertura al comercio tendrá consecuencias significativas para el sector y para la seguridad alimentaria global.
Por Flavio Pedro Antonio