Por Siri Evjemo-Nysveen
La investigadora del área de Psicología Social de la Universidad de Málaga Christiane Arrivillaga ha participado en un estudio internacional desarrollado en la Universidad de Toledo (Ohio, EE.UU.), que analiza cómo la desregulación emocional y el ‘FOMO’ – Fear of Missing Out-, entendido este último como el miedo a perderse experiencias, unido a la necesidad de estar online para saber qué es lo que hacen otras personas, actúan como predictores del posible uso problemático del móvil entre los jóvenes.
Según este trabajo, cuyos resultados han sido publicados en la revista científica ‘Addictive Behaviors’, presentar dificultades para la regulación emocional – falta de claridad y conciencia emocional, negación de la emoción…-,aumenta la probabilidad de sentir ‘FOMO’, lo cual puede elevar el riesgo de un uso excesivo y problemático de los dispositivos móviles.
Control de impulsos
La investigación se llevó a cabo con cerca de 350 estudiantes universitarios de la zona medio-oeste de los Estados Unidos. Así, evidencia que la dificultad para controlar los impulsos cuando se sienten emociones negativas es entre los jóvenes el factor de regulación emocional más relevante que explica mayores niveles de ‘FOMO’.
“Las redes sociales muestran a través de la pantalla experiencias casi en directo de las que el usuario del dispositivo no está formando parte, generándole malestar y preocupación por no estar allí en ese momento”, señala Arrivillaga.
Miedo al rechazo social
Este estudio demuestra, por tanto, que la utilización abusiva del móvil podría basarse en una necesidad psicológica que no está satisfecha y que se vincula a un miedo profundo al rechazo social.
Inteligencia emocional
La experta asegura que la mejor forma de “amortiguar” estos efectos es “entrenar” la inteligencia emocional con estrategias que mejoren la atención emocional, a partir de la identificación de indicadores de la alteración física, acompañados de estrategias de regulación, como la respiración, para evitar la reacción impulsiva.
En este sentido, la investigadora añade que tener dificultades para controlar impulsos no es estrictamente lo mismo que ser impulsivo, que es un rasgo de la personalidad, “por ello se pueden dedicar esfuerzos para brindar herramientas a las personas que les ayuden a manejar los estados de ánimo más negativos, lo cual también ayudaría a reducir el ‘FOMO’ y, por tanto, el uso problemático del móvil y sus consecuencias asociadas”.
Equipo científico internacional
El investigador de la Universidad de Toledo Jon D. Elhai es el autor principal de este trabajo, en el que también participan Caleb J. Hallauer, de la misma institución estadounidense, y Christian Montag, de la Universidad de ULM (Alemania).
Christiane Arrivillaga formó parte de este equipo científico internacional en el año 2022 como parte de una estancia predoctoral, financiada por el Plan Propio de Investigación, Transferencia y Divulgación de la Universidad de Málaga. Actualmente es profesora del Departamento de Psicología Social de la UMA y miembro del grupo de I+D ‘Applied Positive Lab’, donde se están llevando a cabo más investigaciones sobre los recursos personales y el uso problemático de la tecnología en los jóvenes.
Por Siri Evjemo-Nysveen