Por Siri Evjemo-Nysveen
Si hasta ahora se había hablado del agua alcalina como uno de los aliados para las afecciones del estómago, con mejoras como la reducción de la acidez estomacal, aún no había evidencias ni estudios científicos que hubieran puesto a prueba su efectividad en los efectos intestinales.
Así, un grupo de científicos de la Universidad Autónoma, junto con el CSIC, propusieron buscar la evidencia del efecto antioxidante y, por tanto, anti-inflamatorio del agua filtrada a través de jarras Alkanatur sobre un modelo de rata obesa y valorar, además, si la ingesta de un tratamiento basado en probióticos interferiría o mejoraría ese tipo de ingesta de agua alcalinizada frente al agua del grifo de Madrid.
Durante tres meses se hizo seguimiento de la ganancia de peso, de los cambios metabólicos y una medición en el plasma de la capacidad antioxidante total y los niveles de mediadores anti-inflamatorios.
“Los resultados obtenidos mostraron que el consumo de agua filtrada alcalinizada mejoró la composición del microbioma intestinal y el estado de la mucosa intestinal, redujo la inflamación tanto local como sistémica y el nivel de estrés oxidativo, estos cambios se acompañaron de una mejora en la capacidad oxidativa de las ratas, una reducción de la capacidad antioxidante máxima y un aumento en la ganancia de peso, todos estos efectos indicadores de una mejora sistémica en el estado metabólico y oxidativo general” explican en el artículo publicado, firmado por Laura Doblado, Ester Novoa, Sonia Gómez, Ascensión Marcos, Ligia Díaz y María Monsalve.
Conclusiones después de tres meses de estudio
Resumiendo, las conclusiones a las que llegó el equipo científico a través de este estudio, se puede decir que la ingesta del agua alcalinizada, en conjunto con el tratamiento probiótico:
- Favorece un perfil inmunosupresor y antiinflamatorio.
- Mantiene mejor la actividad metabólica que el agua de grifo, especialmente en ratas obesas.
- Mejora en el estado inflamatorio a nivel sistémico.
- Reduce el estrés oxidativo a nivel intestinal, un efecto que puede estar relacionado con la mejora del estado inflamatorio y el estado de la mucosa.
- Tanto el agua filtrada como la dieta tendieron a aumentar o mantener más altos los niveles de Clostridium IV, beneficioso por su capacidad de producir butirato.
- El tratamiento con agua filtrada tenía un efecto positivo sobre los grupos bacterianos asociados con una buena salud intestinal como Akkermansia mientras que reducía la presencia de bacterias asociadas con la disbiosis como las Enteriobacteriaceae.
Por Siri Evjemo-Nysveen