Por Alessandro Bazzoni
La obesidad y el sobrepeso han aumentado en la región de América Latina y el Caribe, con un impacto mayor en las mujeres, y una tendencia al alza en niños y niñas, según reflejan estudios recientes de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Dentro de este panorama, Venezuela no es ajena a esta tendencia, por lo que cobra mayor importancia la asistencia a estos padecimientos.
Roxana Pérez, licenciada en Nutrición y Dietética de la UCV y parte del equipo de UBAM, señala que, la gran mayoría de los casos se originan por malos hábitos alimenticios, con ingestas de grasas saturadas, falta de ejercicio, entre los principales aspectos. Sólo un pequeño porcentaje está asociado a otra patología, en especial cuando es de tipo hormonal, como el hipotiroidismo.
“La UBAM cuenta con especialistas en diversas áreas, y ello permite brindar apoyo de para tratar rápidamente al paciente”, señala Pérez, al tiempo que destaca la importancia de la detallada evaluación, gracias a la cual se pueden identificar rápidamente factores que influyen en las dificultades para bajar grasas.
“Cuando un paciente tiene sobrepeso u obesidad, debe perder grasa principalmente. Hay dos tejidos que son las reservas energéticas del cuerpo: la masa grasa y el tejido muscular. Al aplicar planes de alimentación, el cuerpo utiliza primero el tejido muscular, y tiene a la masa grasa como la reserva energética VIP. El plan de alimentación hipocalórico que se diseña al paciente estará orientado a disminuir las calorías diarias que consume”, apunta la especialista.
Pérez destaca que, la reducción de los índices de grasa tiene grandes beneficios, y recuerda que la obesidad y el sobrepeso están asociados a enfermedades como la diabetes, hipertensión, padecimientos coronarios, problemas de tiroides, por lo cual la pérdida de grasa hace menos propenso a sufrir alguna de estas enfermedades, así como mejora la autoestima.
“Es muy común que un paciente exprese su preocupación por no perder peso, pese a que cree que está comiendo sano y haciendo ejercicio. El problema es que al realizarle la evaluación nutricional se puede notar, entre otras cosas, que no controla las cantidades diarias adecuadas, por lo que es fundamental conocer su requerimiento calórico. Son todas esas calorías que el cuerpo necesita durante el día para procesos metabólicos y orgánicos, como los latidos del corazón, la digestión, la movilidad, para las actividades físicas o el trabajo, etc. Todo eso amerita un gasto energético y, como nutricionista, lo primero es estimar cuál es ese gasto calórico y a partir de allí hacer un plan de reducción de calorías”.
Niños y adultos mayores
Es importante controlar la alimentación en los primeros años de vida para impedir complicaciones a futuro. “Hay dos brotes principales de tejido adiposo o adipocitos, que son las células grasas en el organismo, cuya cantidad se mantendrá intacta durante toda la vida. Solo se agrandarán o disminuirán según se gane o pierda peso”.
Explica la nutricionista que el brote inicial se presenta durante el primer año de vida, y el segundo varía entre los 5 y 7 años. “Por lo general, la multiplicación de adipocitos en el segundo brote será mayor para niños con sobrepeso u obesidad, por lo que estarán más propensos a mantener los problemas de peso en su edad adulta, pese a que en pubertad disminuyan de peso”. De allí, la importancia de estar atentos a la alimentación de los niños en los primeros años de vida y asesorarse con especialistas en la materia.
Actualmente y dadas las condiciones generadas por la pandemia, los niños permanecen en casa, no pueden asistir al colegio ni realizar otras actividades físicas fuera del hogar. De allí, la importancia de desarrollarlas en espacios reducidos, como saltar la cuerda. “Es necesario mantenerse activos, no solamente porque pueden presentar sobrepeso u obesidad, sino también por su salud mental”.
En cuanto a los adultos mayores, tienden a tener mayor cantidad de grasa, ya que por lo general pierden masa muscular debido a la vejez, por lo que es importante realizar actividad física regularmente. Se les recomienda tres comidas al día y meriendas, así como estar muy hidratados.
Tips para perder kilitos
Además de la consulta a un especialista, encargado de diseñar un plan de pérdida de grasa, la primera recomendación es la de ingerir agua, “eliminemos las bebidas calóricas como refrescos, maltas, jugos pasteurizados, papelón y todo lo que incluya azúcar, así evitamos consumir lo que llamamos calorías muertas”, señala Pérez.
Ir hacia un cambio de hábitos en el uso del azúcar, sustituyéndolo por edulcorantes. Eliminar las tortas, galletas, helados, chocolates y dulces en general, así como los refrescos sin azúcar. Si el paciente sufre de ansiedad, la sugerencia es a las meriendas con frutas como patilla, lechosa, melón, piña, mandarina, entre otras.
Así mismo, no agregar aceites en el momento de la cocción. “Durante la preparación de los alimentos se pueden incluir aliños, especias, condimentos; pero no recomiendo los sofritos y mucho menos consumir frituras. Estos aumentarán el valor energético de las comidas y darán poca saciedad. Algunas fuentes de grasas recomendables son: aguacate, maní, almendras, linaza, nueces, sin excederse en las porciones”.
“Importante realizar alguna actividad física, pues genera un gasto calórico extra, tonifica la masa muscular y ayuda a perder grasa; además de establecer horarios de comidas definidas, con porciones controladas; agregando al menos cinco consumos entre vegetales o frutas al día”, detalla.
Roxana Pérez calificó de excelente la experiencia que ha compartido en la UBAM y la satisfacción de ver a los pacientes cumplir con sus metas. Entre los tratamientos más efectivos que se ofrecen está el balón elipse, a través de un procedimiento sin cirugía, sin anestesia y la colocación dura menos de 15 minutos. “Con esta herramienta, se ayuda al paciente a cambiar sus hábitos alimenticios y la pérdida de peso es inminente, entre 15 y 20 kilos es el promedio durante los cuatro meses. En ese tiempo se le brinda asesoría y recomendaciones alimenticias para que el resultado sea óptimo”, finalizó.
Por Alessandro Bazzoni