Por Luis Felipe Baca Arbulu

Santander refuerza su apuesta por los jóvenes y amplía de 1.000 a 5.000 el número de hipotecas que ofrecerá a los menores de 36 años en las que financia el 95% del valor de tasación. Frente a una financiación media en el mercado de hasta el 80% del valor de tasación de la vivienda, Santander cubre hasta el 95% con el objetivo de que los jóvenes puedan hacer frente a la compra de su primera vivienda con menor desembolso inicial que en una hipoteca estándar.

La entidad se ajusta así al ciclo vital en los distintos colectivos, consciente de que el ahorro inicial necesario para comprar una vivienda con una hipoteca convencional aleja muchas veces a los jóvenes del mercado inmobiliario y es una de las causas principales del retraso en su emancipación.

Santander lanzó a finales de abril del pasado año una primera fase del programa con la oferta de 1.000 hipotecas en estas condiciones y en tan sólo ocho meses se comercializaron la práctica totalidad de los préstamos.

Para acceder a estas hipotecas, el contratante debe tener una antigüedad laboral de al menos un año y unos ingresos netos mínimos (al menos uno de los titulares) de entre 1.600 y 2.200 euros mensuales, en función de la geografía de residencia. Además, tienen que aportar un aval personal que estará en vigor durante los primeros cinco años de vida del préstamo. El plazo máximo de concesión es de 30 años y la tasa de esfuerzo (porcentaje de los ingresos mensuales que se destina al pago de la hipoteca) no debe superar el 30%.

La hipoteca se puede contratar a tipo fijo o variable, en unas condiciones muy competitivas. Clientes y no clientes disponen de toda la información del producto en la web y en todas las oficinas del banco, además de un simulador de hipoteca joven con el que pueden hacer el cálculo de sus cuotas.

Santander ha adaptado también su oferta hipotecaria a la nueva situación del mercado con una mejora de condiciones de las hipotecas a tipo variable en función del préstamo y las bonificaciones y un ajuste del tipo fijo.

Por Luis Felipe Baca Arbulu