Son muchos promotores los que a día de hoy, cumpliendo con los requisitos legales  establecidos en el CTE, pueden evitar un desembolso muy importante en la fase de obra, a la  vez que aseguran la protección frente al radón de los trabajadores en entornos logísticos. 

El Código técnico de la edificación, CTE DB HS6, exige colocar en todos los municipios de  categoría I y II una barrera de radón que impida la entrada de gas radón al interior de la nave. 

Hasta hace poco, la única solución era colocar una barrera. Es importante comprender que no  son pocos los casos en los que ésta se coloca defectuosamente por la dificultad que entraña  que no se rasgue en la obra o por la dificultad de que los sellados sean estancos. De hecho, en  los últimos años también se ha puesto en duda su efectividad y durabilidad con el paso del tiempo. 

Sin embargo, evitar la colocación de una barrera de radón es posible. Más allá de abaratar los  costes de construcción, es una medida ecológica por cuanto se evita la colocación de miles de  metros cuadrados de barreras plásticas o asfálticas bajo las soleras y que mejora la calidad de  aire interior. 

Radonspain tras años midiendo el radón del suelo y la exhalación, además de diseñar múltiples  sistemas de reducción de radón, ha conseguido establecer un sistema de reducción de los  niveles de radón de las naves logísticas, sin tener que colocar la barrera contra el radón. 

La metodología diseñada consiste en el estudio del contenido de radón en el suelo,  comprobando la permeabilidad del terreno y comprobando la exhalación de radón hacia el  exterior.  

Según Radonspain, basta llevar a cabo un estudio para, “una vez conocida la capacidad del  suelo como medio de transporte de radón hacia la superficie, podemos determinar la tasa de  aire precisa para diluir ese aporte de radón hacia el interior de la nave, de forma que podemos  dar la tasa de ventilación precisa para no tener niveles altos de radón”. 

Es un estudio complejo y exhaustivo, que exige la comprensión de innumerables variables,  para lo que es preciso tomar muestras del aire a 1 m de profundidad, también hay que evaluar  la exhalación de radón, y registrar otros parámetros como la permeabilidad, la humedad, la  temperatura o la presión atmosférica, y en base a toda esta información, procesar los datos y  llegar a determinar la ventilación precisa de la nave para no tener valores elevados de radón  (por debajo de 300 Bq/m3 de media anual, que es el umbral normativo a no superarse). 

Amazon, PowerCo o Inditex ya han confiado el estudio del suelo a Radonspain para sus edificaciones.