Los aislamientos térmicos y acústicos juegan un papel crucial al garantizar confort y bienestar en los espacios habitables. Estos sistemas, diseñados para reducir la transferencia de calor y sonido entre el interior y el exterior de los edificios, son elementos fundamentales en la búsqueda de ambientes más saludables y eficientes energéticamente.

Los aislantes térmicos tienen como objetivo principal minimizar la pérdida de calor en invierno y el ingreso de calor en verano, manteniendo así una temperatura interior estable y confortable en cualquier estación del año. Entre los tipos más comunes se encuentran los materiales como la lana de roca, la fibra de vidrio, la espuma de poliuretano y las membranas reflectantes. Estos productos se instalan en techos, paredes y suelos, formando una barrera eficaz contra la transferencia de calor por conducción, convección y radiación.

Por otro lado, los aislamientos acústicos se encargan de minimizar la propagación del sonido entre espacios, proporcionando así tranquilidad y privacidad a los ocupantes de los edificios. Los materiales más utilizados incluyen paneles de yeso con láminas de plomo, lana mineral, paneles de espuma acústica y vidrios laminados. Estos absorben y dispersan el sonido, reduciendo la transmisión de ruido a través de paredes, suelos y techos, tanto desde el interior como desde el exterior del edificio.

Las características de ellos varían según el tipo de material utilizado y su aplicación específica. Los aislantes pueden clasificarse en función de su capacidad de resistencia térmica (valor R) y su coeficiente de absorción acústica (coeficiente NRC), que indican su eficacia para bloquear el paso de calor y sonido, respectivamente. Además, algunos cuentan con propiedades adicionales, como resistencia al fuego, impermeabilidad al agua y durabilidad a largo plazo, que los hacen aún más adecuados para su uso en la construcción.

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El porcentaje de aislamiento que se logra con estos sistemas puede variar dependiendo de diversos factores, como el tipo de componente utilizado, la calidad de la instalación, y las condiciones específicas del entorno. En general, los térmicos pueden reducir la pérdida de calor en un edificio en un rango que va desde el 20% hasta el 50%, mientras que los acústicos pueden disminuir la transmisión de ruido en un intervalo que va desde el 50% hasta el 90%, dependiendo de la calidad y especificaciones del sistema utilizado. Estos valores pueden variar según el diseño y la implementación adecuada, así como la evaluación de factores externos como la ubicación geográfica y las condiciones climáticas locales.

Las ventajas de incorporar estos sistemas en la construcción son numerosas y significativas. En primer lugar, mejoran el confort interior al mantener una temperatura constante y reducir la transmisión de ruido, lo que contribuye a crear espacios más habitables y saludables para sus ocupantes. Además, permiten un mayor ahorro energético al reducir la necesidad de calefacción y refrigeración, lo que se traduce en una disminución de los costos de energía y una menor huella de carbono.

Otra ventaja importante es su capacidad para aumentar el valor y la eficiencia de los edificios. Los inmuebles que cuentan con aislación de alta calidad suelen ser más valorados en el mercado inmobiliario y ofrecen un mayor retorno de inversión a largo plazo. Además, estos sistemas ayudan a cumplir con los requisitos de normativas y certificaciones de sostenibilidad, como LEED y BREEAM, que exigen altos estándares de eficiencia energética y confort.

Los aislamientos térmicos y acústicos son elementos fundamentales en la construcción moderna, que proporcionan confort, eficiencia y calidad de vida a sus habitantes. Con una amplia variedad de materiales y técnicas disponibles, estos sistemas ofrecen soluciones versátiles y personalizadas para todo tipo de proyectos constructivos, garantizando ambientes más saludables, eficientes y sostenibles para el presente y el futuro.