Por Maximilian Pizzorni
La sociedad está cambiando de forma rápida e imparable. A los matrimonios para toda la vida se han sumado las parejas que no terminan de encontrar la forma de convivencia y un índice de divorcios que no para de crecer.
Mientras que las ceremonias religiosas para contraer matrimonio han ido bajando en las últimas décadas, son las ceremonias civiles y los registros de pareja la tendencia. Sin embargo, hay otra prueba que también está incrementándose en demanda: la prueba adn de paternidad y su precio. ¿Por qué? ¿Se ha hecho en realidad más promiscua la sociedad?
Nada que ver en realidad con este punto. Las pruebas de paternidad son una forma de vincular genéticamente a un bebé con su progenitor y son cada vez más habituales cuando en los juzgados acaban llegando las demandas de separación y, con ellas, los regímenes de visita, las pensiones y demás reglas para la convivencia de los menores con ambos padres.
“Es una demanda cada vez mayor y, además, para que sea legal, es necesario que cumpla una serie de requisitos tanto en la toma de la muestra, como en la identificación de los implicados y las garantías del laboratorio” explican desde IMQ Análisis.
Según las últimas cifras conocidas, cada año hay más de 6000 pruebas de paternidad que, por curiosidad, arrojan que 3 de cada diez muestras no coinciden con el padre que se esperaba. De hecho, la tendencia es un crecimiento en torno al 20% anual en la petición a laboratorios de este tipo de resultados vinculantes de ADN.
“En las demandas de divorcio, cuando hay menores por medio, es cada vez más habitual solicitarla para garantizar los derechos del padre y del niño. Solo de esta forma se asegura la vinculación familiar para que el juez dicte sentencia acorde a realidad” cuentan desde el mundo jurídico, que aseguran que es una prueba cada vez más demandada en los juzgados antes de emitir juicios que conlleven, por ejemplo, custodias y pensiones.
Pero no es la única ocasión, cada vez son más las pruebas médicas que también solicitan este tipo de certificados cuando se trata de compatibilidades.
Por Maximilian Pizzorni