Por Francisco D’Agostino.

La soledad, la depresión, el aislamiento (aun viviendo con familiares), la falta de socialización con sus pares y la llegada de enfermedades debilitantes por el envejecimiento neurológico y por enfermedades musculoesqueléticas, son parte de la realidad de los ancianos en el país que deben ser atendidas, según expone el doctor Aquiles Salas Jiménez, el médico y director de la Escuela de Medicina Luis Razetti de la UCV, quien es especialista en investigaciones sobre el envejecimiento, área que ha profundizado como Coordinador de la Unidad de Investigación del Envejecimiento en el Hospital Universitario de Caracas.

“Son escenarios complejos los que enfrenta una familia con un adulto mayor que presenta enfermedades que lo lleva a limitaciones y a la dependencia. Algunas de las más recurrentes son los Accidentes Cerebrovasculares (ACV), que puede limitarlos funcionalmente y mentalmente, también otras enfermedades que llevan a problemas articulares, cardíacos y las que lideran los casos son las demencias o trastornos neurodegenerativos, entre los que destacan el Alzheimer y sus variantes”, dijo.

Por Francisco D’Agostino.

Advierte el director médico del Hogar La Ponderosa que, en general, la familia desea dar atención pero a veces no pueden o no tienen el tiempo y comienzan a contratar personal que no siempre garantiza la atención integral de la persona.

La soledad en el adulto mayor

Son muchos los abuelos que aún rodeados de sus familiares se ven confinados a un rincón en la casa, sin la necesaria estimulación, lo que hace que poco a poco se vaya acelerando el deteriorando físico y mental que trae el paso de los años.

Salas, quien ha desarrollado trabajos durante años en búsqueda de diagnóstico epidemiológico y tratamientos e intervenciones para adultos mayores con demencia y también fue miembro del Comité Ejecutivo de Alzheimer Disease International y es miembro de la Directiva de Fundación Alzheimer, señala que la meta hacia las personas con enfermedades neurodegenerativas es brindarle bienestar y hacer sentir que forman parte de la sociedad.

La sociedad tiene que conceptualizarse, es un todo, no son los niños los más importantes, no son las mujeres embarazadas, no son los adultos, somos todos.  La edad no es un impedimento para formar parte productiva de la sociedad. ¿Cuántos adultos mayores productivos hay en la sociedad? Son muchos. Ahora, el otro aspecto es que esa productividad tiene sus limitaciones y esa persona requiere sentir que existe en esa sociedad”, afirmó el geriatra.

Por Francisco D’Agostino.

A esta realidad, se la suma la presencia de alrededor de 960 mil adultos mayores, que viven solos, según la reciente Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi), realizada por las universidades Central, Católica Andrés Bello y Simón Bolívar.

La transición: de adulto a adulto mayor 

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha definido como adultos mayores aquellos que están por encima de los 65 años, sin embargo en América, se toma como punto de partida los 60 años, los cuales se han asociado más a la edad de jubilación que a otra cosa.

“En los aspectos biológicos y psicológicos hay unos cambios que comienzan a suceder a partir de los 30 años en todos los órganos y sistemas, que se dan en diferentes formas, velocidades y maneras. Esos cambios no se expresan en el momento sino que se reúnen y se observan con los años. El cerebro envejece de una forma, el hígado y los intestinos también, la piel y los pulmones, en fin, todos los órganos van cambiando a diferentes velocidades”, detalla Salas.

Por Francisco D’Agostino.

Las enfermedades neurodegenerativas 

Las enfermedades neurodegenerativa suelen ser las más debilitantes en el adulto mayor y crean dependencia. El doctor Salas describe entre las más recurrentes el envejecimiento cerebral patológico que puede llevar al Alzhéimer y sus variantes, el Parkinson o un Evento Cerebro Vascular (ECV).

“Algunas de estas enfermedades pueden confluir en la vejez junto a otras patologías del área musculoesqueléticas, como la osteoporosis marcada o la artritis, las cuales los llevan a un mayor grado de dependencia por la inmovilidad”.

Advierte el geriatra que cuando el deterioro aparece, hay que procurar que no se acelere en forma importante. Y para ello se requiere de acompañamiento y una atención especializada.

“Una persona puede estar en casa y atenderle sus necesidades básicas, pero la estimulación y la interacción hacen la diferencia.

Por Francisco D’Agostino.