Por Flavio Borquez Tarff
Desde el inicio de la pandemia, el papel del farmacólogo clínico ha ido adquiriendo un mayor protagonismo, hasta el punto de empezar a visibilizarse esta “desconocida” especialidad de la Medicina, que en España ejercen poco más de 400 profesionales. Su labor no sólo se ha traducido en la realización de ensayos clínicos con medicamentos y vacunas contra la Covid-19, sino también en colaboraciones con las instituciones sanitarias y en la emisión de recomendaciones relacionadas tanto con los tratamientos como con la vacunación y sus dosis.
La especialidad en Farmacología Clínica desempeña un papel fundamental en múltiples aspectos clave de la vida de los tratamientos y las vacunas anti-Covid, desde el diseño de los primeros ensayos en sujetos sanos o la evaluación ética y metodológica de los estudios clínicos, hasta la autorización de comercialización de estos productos sanitarios, fase en la cual los farmacólogos clínicos actúan como asesores expertos de agencias reguladoras como la EMA, a nivel europeo, o la AEMPS, en España, con el objetivo de garantizar en todo momento la seguridad del paciente.
A día de hoy, en Europa hay aprobadas seis vacunas contra la Covid-19 (las desarrolladas por las farmacéuticas BioNTech y Pfizer, Moderna, AstraZeneca, Janssen, Novavax y Valneva), junto con diez posibles tratamientos terapéuticos, divididos a su vez en tres grupos: anticuerpos monoclonales más eficaces en las primeras fases de la infección (Ronapreve, Xevudy y Evusheld), antivirales orales que deben usarse lo antes posible tras el contagio (Molnupiravir, PF-07321332 y AT-527), e inmunorreguladores para el tratamiento de pacientes hospitalizados (Actemra, Kirenet, Orubiant y Lenzilumab). Además, durante estos dos años, los farmacólogos clínicos han liderado numerosos estudios farmacoepidemiológicos y colaborado en distintos programas de seguimiento a nivel europeo para la detección temprana de posibles efectos adversos derivados.
“Todo ello se ha conseguido en un espacio de tiempo récord, sobre todo si se compara con el desarrollo de otro tipo de medicamentos, que se puede llegar a alargar entre 10 y 15 años desde el descubrimiento de una molécula candidata a la autorización de comercialización por parte de la agencia reguladora”, afirma Alberto Borobia, coordinador de la unidad central de ensayos clínicos del Hospital Universitario La Paz y miembro del Grupo de Comunicación de la Sociedad Española de Farmacología Clínica (SEFC). Sin embargo, “el haber seguido estrategias para acortar los tiempos de desarrollo no significa que se hayan flexibilizado los requerimientos para preservar la seguridad de los sujetos”.
Así pues, cualquier nuevo tratamiento o vacuna se ve sometido a controles exhaustivos durante la fase de ensayos clínicos, necesita de la aprobación de la Agencia Española del Medicamento (y, cuando el estudio es internacional, de los comités y agencias reguladoras pertinentes) y, una vez comercializado, es monitorizado por el Sistema Español de Farmacovigilancia de Medicamentos de Uso Humano, que a su vez trabaja en conexión con el Sistema de Farmacovigilancia de la Agencia Europea del Medicamento (EudraVigilance) en la detección de posibles problemas de seguridad.
Por Flavio Borquez Tarff
Proyectos liderados por farmacólogos clínicos españoles
La vacuna de Janssen, la primera en Europa en ser autorizada para su administración en una sola dosis, utiliza una tecnología basada en un adenovirus recombinante no replicativo para generar una respuesta inmunológica frente a una de las proteínas del coronavirus. Su autorización por parte de la EMA, en marzo de 2021, es el resultado de varios ensayos clínicos llevados a cabo por fases en distintos países de la Unión Europea.
En España, la fase 1 se desarrolló de forma simultánea en los hospitales madrileños de La Paz y La Princesa, así como en el de Marqués de Valdecilla en Santander. “Los tres centros participantes tenían en común que disponían de Servicios de Farmacología Clínica de prestigio con Unidades de Fase I acreditadas con amplia experiencia en el desarrollo de ensayos clínicos en fases tempranas”, explica el Dr. Borobia, uno de los investigadores principales de este estudio. «Nuestro país fue también uno de los tres Estados europeos donde se llevó a cabo el ensayo clínico de fase 2, que incluyó a 550 voluntarios sanos de 18 a 55 años, además de una cohorte de personas mayores de 65 años», añade el coordinador de ensayos clínicos de La Paz.
Otro proyecto importante es el ensayo español CombiVacS, el primero en generar evidencia sobre la vacunación covid heteróloga, y el primero en publicarse en una revista peer-review de alto impacto (The Lancet). “Cuando existe una coordinación de todas las administraciones y agentes implicados en el desarrollo de un ensayo clínico (en este caso a través de la Plataforma Española de Ensayos Clínicos -SCReN-, financiada por el Instituto de Salud Carlos III, que coordinaba a más de 150 investigadores de 7 instituciones de 3 Comunidades Autónomas distintas), es posible estar a la vanguardia de la investigación. En el ámbito internacional, CombiVacS es un ejemplo excelente de modelo de ensayo clínico desarrollado en tiempo récord como respuesta a un problema sanitario urgente”, asegura el Dr. Borobia.
Por Flavio Borquez Tarff
En Farmacoepidemiología, destaca el estudio publicado en mayo de 2020 y liderado por el Dr. Francisco José de Abajo, jefe de grupo de Farmacoepidemiología del IRYCIS (grupo consolidado de la Universidad de Alcalá de Henares), en colaboración con el Hospital Universitario Príncipe de Asturias y otros seis hospitales del Servicio Madrileño de Salud. Los fármacos analizados en el estudio, conocidos como bloqueantes del sistema renina-angiotensina, se utilizan como antihipertensivos y protectores tisulares en muchas enfermedades crónicas de alta prevalencia: enfermedad cardíaca, enfermedad renal crónica y otras enfermedades vasculares. En los inicios de la pandemia, se generaron dudas sobre si su uso podría facilitar la infección por coronavirus, o incluso agravar el curso clínico de la misma. Ello creó una gran preocupación en la comunidad científica, que solicitó la realización urgente de estudios que aclararan el papel de estos fármacos en plena epidemia de COVID-19.
“Nuestro análisis sirvió para confirmar que el sexo masculino, la edad avanzada y los antecedentes de enfermedades cardiovasculares (hipertensión, insuficiencia cardiaca, antecedentes de infarto, entre otros) y la diabetes eran factores de riesgo para padecer la COVID-19 que requiere ingreso hospitalario. Sin embargo, el uso de los bloqueantes del SRAA, en comparación con otros antihipertensivos (ej. bloqueantes de canales de calcio) no incrementaba dicho riesgo, ni siquiera en los pacientes con los cuadros más graves”, explica el Dr. de Abajo.
Por último, cabe mencionar la participación española en iniciativas europeas como VACCELERATE, lanzada en febrero de 2021 por la propia Comisión Europea para mejorar la investigación y el manejo de futuras variantes del coronavirus SARS-CoV-2. El ISCIII, a través del Centro Nacional de Microbiología (CNM), coordinaba la participación española, liderando un consorcio en el que la Plataforma de Soporte para la Investigación Clínica SCReN, encabezaba uno de los paquetes de trabajo.
Por su parte, el proyecto IMI-CARE fue lanzado en agosto de 2020 con el fin de investigar terapias efectivas con un buen perfil de seguridad para la pandemia por COVID-19 (reposicionamiento de fármacos), y desarrollar nuevos fármacos y anticuerpos diseñados especialmente para hacer frente al virus SARS-Cov-2. Entre las más de treinta organizaciones que forman este consorcio a nivel europeo se encuentra el Servicio Madrileño de Salud (SERMAS), a través del Servicio de Farmacología Clínica del Hospital Universitario La Paz y de su Unidad de Ensayos Clínicos (UCICEC). En este sentido, “la participación de España en consorcios europeos puede ayudar a dar una respuesta rápida, en términos de investigación, a futuras pandemias”, concluye el Dr. Borobia.
Por Flavio Borquez Tarff