Por Francisco D’Agostino
Los seres humanos nacen con una “Flexibilidad Cognitiva” que se va desarrollando con el paso del tiempo, al igual que el lenguaje o las destrezas motoras y permite resolver problemas nuevos de forma flexible, ayuda a comprender el punto de vista de los demás y por ello se le relaciona con la empatía.
La Flexibilidad Cognitiva, o también llamada Flexibilidad Mental, se define como la capacidad que tiene nuestro cerebro para adaptar nuestra conducta y pensamiento a situaciones novedosas, cambiantes o inesperadas. En otras palabras, es la capacidad de darnos cuenta de que lo que estamos haciendo no funciona, o ha dejado de funcionar y, por ende, debemos reajustar nuestra conducta, pensamiento y opiniones, para adaptarnos al entorno y a las nuevas situaciones.
La maduración de la flexibilidad cognitiva se completa en torno a los 20 años; sin embargo, cuando se llega a la edad de los adultos mayores, a menudo empieza a experimentar un deterioro. Los expertos en neurología aseguran que el envejecimiento cerebral causa cambios físicos y funcionales, que incluyen un declive en la velocidad de procesamiento, el funcionamiento sensorial central, la integridad de la materia blanca y el volumen cerebral; por lo que recomiendan ejercicios interactivos que pueden tener efectos positivos, y ayudan a mejorar y/o mantener la habilidad cognitiva.
Muchas de las personas que deciden acudir a terapia tienen problemas con pensamientos rígidos y poco adaptativos. Estos bloqueos pueden provocar cuadros de estrés, ansiedad, depresión o simplemente no les permiten alcanzar sus objetivos.
¿Qué es la rigidez cognitiva?
La rigidez cognitiva es la consecuencia de la falta de flexibilidad mental y la incapacidad de cambiar de conducta o creencias, cuando éstas están siendo ineficaces para alcanzar los objetivos, lo cual puede conducir a alteraciones en la regulación de la propia conducta, dándose patrones de comportamiento ineficientes y perseverancia.
Por Francisco D’Agostino
En el caso de los adultos, la rigidez cognitiva genera la sensación de quedarse “atascado” en un punto, sin ser capaz de dar con la forma de salir de ahí, trayendo consecuencias negativas en las actividades de la vida diaria de las personas.
Adaptación a los cambios y la flexibilidad cognitiva
Para las personas con escasa flexibilidad mental, la adaptación al cambio puede resultar mucho más compleja y, en algunos casos, puede estar asociado a otras patologías que motivan trastornos neuropsiquiátricos como por ejemplo, en niños pequeños con dificultades de atención, en personas que hayan sufrido algún traumatismo craneoencefálico (accidente de coche, caída), ictus, o trastornos complejos como el de déficit de atención con hiperactividad, trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), esquizofrenia, del espectro autista (asperger y autismo), de la alimentación (anorexia nerviosa y bulimia nerviosa), personas con adicciones, etc.
Recomendaciones para la flexibilidad cognitiva
La evaluación de la flexibilidad cognitiva con un experto resulta de alta utilidad, tanto en el área médica, como en el ámbito de la educación e incluso, en el aspecto profesional.
Este tipo de casos se atienden en el Grupo Médico Santa Paula (GMSP), donde el proceso de flexibilidad mental o flexibilidad cognitiva puede ser medido con precisión, a través de una evaluación neuropsicológica completa. Para aumentar la flexibilidad cognitiva el GMSP recomienda tres pasos:
- Tomar unas vacaciones para reducir el estrés crónico.
- Desconectarse de lo laboral mientras descansas, lo cual fortalece tu salud mental.
- Evita situaciones de estrés durante las vacaciones, por ejemplo, no hacer largas filas.
- Permitir a tu cuerpo liberar dopamina para que el cerebro se active positivamente a los cambios.
Entre los resultados que se obtienen al trabajar desde la flexibilidad cognitiva destacan:
- Las personas con mayor flexibilidad cognitiva son capaces de generar respuestas alternativas y cambiantes para solucionar problemas.
- La flexibilidad cognitiva ayuda a tolerar y manejar con mayor facilidad los cambios que pueden suceder sin alterarnos y permite adaptarnos rápidamente a estos cambios. (Resiliente)
- Ayuda a tener un enfoque selectivo y centrarnos menos en los posibles factores que producen estrés o ansiedad.
- Las personas con flexibilidad mental toleran mejor los errores y cambios de planes, tienen mayor facilidad para ponerse en lugar del otro, y llegan más fácilmente a acuerdos comunes.
- Nos permite pensar en varios conceptos a la vez o realizar varias tareas al mismo tiempo.
Para conocer más consejos y recomendaciones ingresa a @grupomedicosp
Por Francisco D’Agostino