Por Flavio Borquez Tarff

En la última década el alumnado con trastorno del espectro del autismo (TEA) se ha incrementado en más de un 200% en las aulas: hay más de 60.000 alumnos/as y el 80% cursan sus estudios en la educación ordinaria.
A dos de cada tres alumnos/as con autismo les hace feliz ir a la escuela; sin embargo, su inclusión está lejos de ser una realidad, según los datos recogidos en la investigación realizada por Autismo España en 18 comunidades y ciudades autónomas del país, en el que se ha recogido la opinión de un total de 1.100
alumnos/as con autismo, sus familias y profesores.

Aunque el 89% del alumnado piensa que ir al colegio o al instituto les sirve para relacionarse con personas de su edad y el 74% para aprender sobre lo que les gusta, siguen existiendo barreras en la accesibilidad de los espacios, los contenidos académicos o los métodos de enseñanza y de evaluación, los cuales provocan desigualdades con respecto al resto del alumnado. Los ruidos en el centro o en el comedor o los numerosos cambios de planes en el colegio son algunas de las cuestiones peor valoradas por los/as estudiantes, lo que pone de manifiesto las carencias que existen aún en el sistema educativo para dar respuesta a sus necesidades.

Por Flavio Borquez Tarff

Consecuencia de ello es que el alumnado autista es uno de los colectivos más vulnerables frente al fracaso y el abandono escolar temprano. Según datos proporcionados por el Ministerio de Educación y Formación Profesional sobre la distribución del alumnado en educación ordinaria durante el curso 2020-21, poco más del 3% estudió Bachillerato (frente al 8% del alumnado general), y algo más del 4%, Formación Profesional (frente al 12% del resto del alumnado).

Por parte del profesorado, el 47% piensa que el sistema “no está demasiado preparado” para atender al alumnado con TEA debido a la escasez de centros que proporcionen diferentes modalidades educativas, la falta de adaptación de los espacios dentro y fuera del aula, así como una normativa “poco operativa” que se suma a la falta de coordinación entre consejerías y delegaciones provinciales de educación. Además, aseguran que el tiempo del que disponen para apoyar al alumnado con TEA es insuficiente, las ratios profesor-alumno son altas y tres cuartas partes de la formación específica sobre autismo se la han tenido que autofinanciar.

Por Flavio Borquez Tarff

Las familias, por su parte, echan en falta una educación del personal más continuada y la aplicación de estrategias basada en evidencias.


Participación social dentro y fuera del centro educativo

Aunque los chicos y chicas con TEA tienen una percepción, por lo general, positiva sobre su participación en las actividades del contexto educativo (fiestas, excursiones o trabajos en grupo, por ejemplo), familias y docentes no comparten esta visión tan optimista.

Por Flavio Borquez Tarff