Por Maximilian Pizzorni

En estado de gracia. Así se mantuvo el sector del comercio electrónico durante el curso pasado en territorio español, con cifras de récord. Según el último informe publicado por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), los negocios digitales alcanzaron en el segundo trimestre una facturación de dieciocho mil millones de euros, lo que supuso un crecimiento interanual de treinta y tres puntos porcentuales.

Aunque con ligeros matices, esta ha venido siendo la tónica a lo largo de 2022. Lo refleja de igual modo el European Ecommerce Report que acaba de salir a la luz, donde las conclusiones señalan un repunte del diecisiete por ciento en ventas online y un flujo de ingresos que rebasa los sesenta y cinco mil millones de euros. Con estos números, no resulta raro que en apenas cuatro años el comercio electrónico haya pasado de representar el 2,6% del Producto Interior Bruto (PIB) al 4,6%.

Por lo que respecta a 2023, las primeras estimaciones dibujan asimismo un panorama esperanzador. Esto es lo que afirman desde Webloyalty, la firma de marketing online, cuyo estudio revela un aumento del veinte por ciento de las ventas digitales para este ejercicio, lo que a su vez provocaría una subida del diez por ciento en el volumen de pedidos vía internet. Está claro que con esta casilla de salida la pregunta que surge para los ecommerces no admite titubeos: ¿a qué desafíos se enfrenta el sector a corto y medio plazo? A continuación, los de mayor importancia.

Por Maximilian Pizzorni

Un stock contra el imprevisto

Como consecuencia de la guerra entre Rusia y Ucrania el rumbo de las economías mundiales asiste continuamente al zarpazo de la inflación. La fuerte escalada que ha experimentado el precio de la energía ha hecho disparar todas las alarmas entre los consumidores, que están dentro de un escenario que puede llamar a las compras masivas de productos en cualquier momento.

Frente a estas circunstancias, los ecommerces que elijan la anticipación cómo fórmula para ser más competitivos tendrán que realizar un buen aprovisionamiento de stock. La idea es hacer frente a los posibles desequilibrios de mercado que puedan darse entre la oferta y la demanda. A día de hoy, el Banco de España perfila una previsión para 2023 en la que la subida generalizada de los precios se mantendrá en torno al cinco por ciento.

Pasarelas de pago seguras

Otro de los aspectos al que deben prestar una especial atención los comercios electrónicos es el relativo a los métodos de pago. En un segmento en el que lo habitual es ofrecer al consumidor un amplio ramillete de opciones a la hora de abonar una compra, toca distinguirse del resto de competidores. En este sentido, una decisión acertada suele ser la de invertir en ciberseguridad, siempre con la idea de proteger al máximo la información financiera de los clientes.

Por Maximilian Pizzorni

Para dar este paso, los ecommerces tienden a copiar el modelo informático de las entidades bancarias y las plataformas de juegos de azar, que son los grandes referentes en materia de protección. Sin ir más lejos, los neobancos incorporan el software de encriptación de datos más avanzado que existe: el certificado TLS (Transport layer security). Se trata de una herramienta que se encarga de ocultar los números de cuenta y las contraseñas que se transfieren desde la web hasta el servidor, evitando así que los hackers tengan acceso a ellos. Los negocios en línea toman nota para aplicarlo a sus pasarelas de pago.

La industria del juego es otro de los espacios virtuales sobre el que conviene poner el foco, y es que ha logrado especializarse en el monitoreo de todas las transacciones económicas que se registran en sus plataformas. No en vano, los casinos online con PayPal son un buen ejemplo de ello, teniendo en cuenta que el rastreo que hacen del dinero de los jugadores es ininterrumpido, lo que ayuda a prevenir fraudes y movimientos no autorizados. Sin duda, otro recurso explotable para las pasarelas de pago del comercio electrónico.

La delicada frontera de las devoluciones

La mayoría de las tiendas digitales han normalizado la idea de que para fidelizar a los clientes es fundamental asumir los costes de las devoluciones. Y, de hecho, esta política suele ser rentable para comercios de gran tamaño, cuyo margen de beneficios es tan amplio que les permite hacer maniobras de este tipo. Sin embargo, en vendedores más modestos las devoluciones tienden a generar pérdidas a largo plazo. Un estudio de la compañía de marketing digital KPMG revela que el treinta por ciento de los artículos que se compran en internet acaban haciendo el camino de vuelta.

Es evidente que las empresas tratan de buscar una manera de suavizar este impacto, por lo que ya son muchas de ellas las que optan por mantener logísticas de devolución gratuitas sólo si el precio de la compra supera ciertas cantidades. Sea como fuere, los procedimientos de reembolso siempre tienen que ser sencillos para la clientela, ya que de lo contrario es más que probable que esta acabe decantándose por otras tiendas que vendan lo mismo.

Por Maximilian Pizzorni