En medio del aumento de los casos de dengue en diversas regiones del mundo, especialmente en algunos países de las Américas, expertos revisaron esta semana la situación global y los métodos para ayudar a controlar la propagación de esta enfermedad transmitida por mosquitos.

Durante el seminario web EPI-WIN: Gestión del dengue: una epidemia en rápida expansión, expertos de todo el mundo destacaron que cerca de la mitad de la población mundial corre actualmente el riesgo de contraer dengue, y que se calcula que cada año se producen entre 100 y 400 millones de infecciones.

«La incidencia ha aumentado casi ocho veces desde el año 2000», afirmó el doctor Raman Velayudhan, Jefe de la Unidad de Salud Pública Veterinaria, Control de Vectores y Medio Ambiente, y Enfermedades Tropicales Desatendidas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la apertura del seminario web. Antes de 1970, el mosquito vector de la enfermedad estaba presente solo en media docena de países, agregó, pero ahora se encuentra en más de 130 países.

Situación en las Américas

En las Américas, el dengue se transmite principalmente a través del mosquito Aedes aegypti y la enfermedad es endémica en muchos países. Los brotes tienden a ser cíclicos cada 3 a 5 años, siguiendo patrones estacionales que corresponden a los meses cálidos y lluviosos, cuando los mosquitos se reproducen.

En 2023, la región de las Américas ha experimentado un aumento significativo en los casos de dengue. Hasta el momento se han registrado más de 3 millones de nuevas infecciones, superando las cifras de 2019, el año con la incidencia más alta registrada de esta enfermedad en la región con 3.1 millones de casos, incluidos 28,203 casos graves y 1,823 muertes.

La mayoría de los casos -más de 2,6 millones- se registran en la región del Cono Sur, con Brasil representando el 80% del total. No obstante, también se ha observado una transmisión inusualmente alta en otras áreas del continente, incluida la región andina, con más de 400,000 casos y una tasa de letalidad más alta. En marzo y junio de este año, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) emitió recomendaciones para ayudar a los países a enfrentar el aumento de casos de dengue.

«La urbanización y el cambio climático han tenido un enorme impacto en la propagación del dengue», señaló Velayudhan durante el seminario web. El desplazamiento y la aglomeración de personas en zonas urbanas ha contribuido a la propagación del vector, añadió, pero las interrupciones causadas por la COVID-19 también han afectado las medidas de control de los mosquitos y la notificación de casos.

«Tras la COVID-19, necesitamos reestructurar los programas para una mayor integración y asegurar que los sistemas de salud puedan gestionar», dijo Velayudhan. “Debemos poner en práctica las lecciones aprendidas de la pandemia, como el diagnóstico y el uso de las pruebas PCR, una vigilancia mejorada, una buena comunicación y la participación de la comunidad».

A medida que el hemisferio sur entra en los meses más fríos y secos, los casos están disminuyendo en algunas zonas de la región, pero se espera una mayor transmisión en América Central y el Caribe durante la segunda mitad del año. Recientemente, la OPS emitió una alerta proporcionando orientación a las autoridades nacionales para fortalecer la vigilancia y preparar los sistemas de salud ante un aumento en los casos.

Participación comunitaria para un control efectivo del vector

No existe un tratamiento específico para el dengue, y la prevención depende del control del vector. Las medidas para frenar los mosquitos incluyen el uso de productos químicos, como insecticidas y repelentes, así como métodos mecánicos para eliminar los lugares de reproducción o proporcionar una barrera, como redes tratadas, mosquiteros en ventanas y ropa protectora.

El uso conjunto de estos métodos puede ser efectivo, pero la participación de las comunidades para aplicarlos es fundamental para su éxito, especialmente en la eliminación o limpieza de posibles criaderos. Por ejemplo, los neumáticos viejos y en desuso ofrecen sombra y un espacio oscuro preferido para que los mosquitos Aedes depositen sus huevos, los cuales pueden resistir la sequía y desarrollarse solo cuando encuentran agua muchos meses después.

La OPS ha desarrollado una serie de iniciativas para apoyar estas actividades locales de prevención, incluida la Semana de acción contra los mosquitos, que impulsa acciones a nivel comunitario para proporcionar información sobre la relación entre los mosquitos y las enfermedades que transmiten, como es el caso del dengue, pero también del chikungunya, el Zika, la malaria y la fiebre amarilla.

«Se han desarrollado diversas estrategias de prevención y los países pueden adaptarlos a sus necesidades locales», dijo Giovanini Coelho del equipo de Entomología de Salud Pública de la OPS.

El dengue es una infección viral que se transmite de los mosquitos a las personas. Si bien la mayoría de las infecciones son asintomáticas o producen enfermedades leves, la enfermedad ocasionalmente puede volverse grave e incluso causar la muerte. Los síntomas van desde fiebre alta leve hasta debilitante, con fuertes dolores de cabeza, dolor detrás de los ojos, dolor muscular y articular, y erupciones en la piel. La enfermedad puede evolucionar hacia un caso de dengue grave, caracterizado por shock, dificultad respiratoria, sangrado y posible afectación de órganos.