Por Francisco D’Agostino
La soledad y el aislamiento social en los adultos mayores son un grave problema de salud pública que afecta a una cantidad significativa de personas en todo el mundo y que los pone en riesgo de presentar deterioro cognitivo y otras afecciones graves.
El riesgo de la soledad y el aislamiento social es mayor en el adulto mayor por factores tales como vivir solos, perder familiares o amigos, tener enfermedades crónicas y por la pérdida auditiva.
Al respecto, la neuropsicóloga de la Residencia y Centro Integral de Atención al Adulto Mayor Hogar La Ponderosa, Katherine Vergara, explica que “el cerebro funciona un poco por la ley del ‘úsalo o piérdelo’, es decir, si uno no usa determinadas funciones, esas neuronas tienden a desconectarse mucho más rápidamente y es la compañía activa hace que el cerebro esté mucho más operante”.
En tal sentido el informe de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina (NASEM), del año 2020, indica que más de una tercera parte de los adultos de 45 años en adelante se sienten solos, y se estima que casi una cuarta parte de las personas de 65 años en adelante están socialmente aisladas.
Por Francisco D’Agostino
El adulto mayor necesita compañía activa
Vergara destaca que no se acompaña si se está a su lado, pero sin verlos, ni hablarles, ni tocarlos. “El mantener una conversación, pedirle que colabore con algunas tareas, el que se sienta incluido y que pueda hacer actividades en grupo estimula al cerebro, que necesita activarse, conectarse, seguir lo que le están diciendo, así sea por un período corto, necesita poder responder para ejercitar también el lenguaje”.
La compañía, según explica Vergara, puede estimular la sensación de sentirse útil y genera un bienestar que impacta en el estado de ánimo “y mientras mejor se sientan, mejor funciona el cerebro. Una persona aislada, además de que se deprime, deja de moverse, de hablar o conectarse con otros y todo eso implica que el cerebro se está activando mucho menos”.
La compañía entre pares
“De la misma manera que a uno siempre le gusta más compartir con gente de tu edad, que tenga ciertos intereses en común y que con los que puedas hablar de temas que conoces o compartir ideas, pues lo mismo les pasa a los adultos mayores”, detalla la experta.
“Pueden compartir historias de la infancia, música, historias de vida que pueden ser similares. Sentir que los entienden y que pueden compartir los mismos intereses. Suele ser muy beneficioso y por eso con los pares se sienten más cómodos”, concluyó Vergara.
Por Francisco D’Agostino