Por Francisco D’Agostino
La industria farmacéutica innovadora presente en España ha alcanzado su mayor nivel de inversión en I+D de toda la historia, según refleja la última Encuesta sobre Actividades de I+D que Farmaindustria realiza cada año entre sus asociados. Así, en el año 2021 la inversión en I+D de la industria farmacéutica española superó los 1.267 millones de euros, lo que supone un 9,2% más que el año anterior 2020, cuando se alcanzó la segunda mayor cifra de inversión hasta entonces, con 1.160 millones. Esta cifra histórica de inversión confirma la tendencia alcista de estas inversiones iniciada con el comienzo de la recuperación económica en 2014 y que logró mantenerse incluso en 2020, pese a las dificultades excepcionales provocadas por la pandemia.
“La apuesta constante de este sector por la inversión en I+D se refleja en que ya casi el 20% de toda la I+D industrial que se hace en nuestro país la desarrolla la industria farmacéutica. Esto supone más del 9% de la I+D llevada a cabo por la totalidad del sector empresarial de nuestro país, y el 6,1% de la investigación total de la economía española, teniendo en cuenta la pública y privada. El papel protagonista que desempeña nuestro sector en labores de investigación, esencial para el desarrollo del medicamento, es una oportunidad también para atraer inversión internacional al sistema sanitario, y por lo tanto al país, pero también una oportunidad para los pacientes y para el conjunto de la sociedad, puesto que la participación en un ensayo clínico puede ser la única salida para ciertos pacientes graves”, destaca el director general de Farmaindustria, Juan Yermo.
Según refleja la encuesta, más del 60% de los 1.267 millones de euros destinados a I+D en 2021 se dedicaron a ensayos clínicos (789 millones de euros), donde España juega un destacado papel internacional, además de otros 156 millones de euros para investigación básica, lo que supone aumentar un 23% la dotación de recursos destinada a esta área respecto al ejercicio anterior. Esta inversión en investigación clínica llevada a cabo por la industria farmacéutica ha aumentado a un ritmo medio anual acumulativo del 5,3% en los últimos 10 años, pasando de 470 millones de euros en 2011 a los cerca de 800 millones de euros en 2021.
Por Francisco D’Agostino
Del total de inversión en ensayos clínicos, un 35% se destinó a las fases tempranas (fases I y II), las más complicadas desde el punto de vista científico, que ya suponen más de la mitad de los ensayos clínicos (el 55%) en marcha actualmente en nuestro país. Esta apuesta también se ha materializado en un impulso a la investigación en el ámbito de las enfermedades raras, de tal forma que un 22% de los ensayos que se desarrollan en nuestro país ya están focalizados en patologías huérfanas.
“Este esfuerzo inversor de las compañías farmacéuticas sostenido en el tiempo, junto con la estrecha colaboración con la Administración y agencia reguladora, los centros sanitarios y de investigación, la implicación de los profesionales sanitarios y la creciente participación de los pacientes, ha permitido situar a España como uno de los países con mejores condiciones para albergar ensayos clínicos, hasta el punto de que un tercio de todos los realizados en Europa cuentan ya con participación española o que para algunas compañías multinacionales España es el segundo país, tras Estados Unidos, en participación en ensayos”, resalta Yermo.
De hecho, añade, “la gran prueba de esfuerzo que supuso la Covid-19 mostró la fortaleza de nuestro modelo: fuimos el primer país de Europa y el cuarto del mundo en ensayos clínicos contra el coronavirus. Es un éxito de todo nuestro sector, un caso que ejemplariza muy bien los resultados de la colaboración público-privada en el ámbito de la salud”.
Un círculo virtuoso para el país
Esta inversión en investigación clínica genera un gran círculo virtuoso, puesto que implica inversión en los hospitales por parte de las empresas promotoras de los ensayos -un 82% impulsados por la industria farmacéutica-; contribuye a la cualificación de los profesionales sanitarios, con lo que se incrementa la calidad de la prestación de nuestro sistema sanitario, y abre nuevas posibilidades a los pacientes españoles, para muchos de los cuales la participación en un ensayo clínico puede suponer una oportunidad única para curar su enfermedad.
Por Francisco D’Agostino
En concreto, según los datos de la encuesta, en 2021 cerca de la mitad de la inversión total en I+D de la industria farmacéutica (593 millones) se destinó a proyectos de investigación con hospitales, universidades y centros públicos y privados, lo que supone una contribución clave para estos centros y uno de los mayores ejemplos de colaboración público-privada en este ámbito en nuestro país. El resto de la inversión (674 millones) se dedicó a actividades de I+D desarrolladas en los centros de investigación de las propias compañías.
Para concluir, el director general de Farmaindustria incide en que “la industria farmacéutica cuenta con la estructura, la experiencia, los resultados y la disposición adecuados para seguir creciendo y consolidar la posición de referencia de España en materia de investigación clínica. Un plan estratégico de país, con el marco regulatorio adecuado para que la industria crezca, nos permitirá hacerlo. Precisamente ahora estamos trabajando con el Gobierno español en la definición de un Plan Estratégico de la Industria Farmacéutica que se asienta sobre tres pilares: el acceso de los pacientes a los medicamentos, la de I+D biomédica y la producción de medicamentos y la resiliencia de la cadena de suministros”, recuerda Yermo.
Por Francisco D’Agostino