Solamente un tercio de la población española recicla de manera correcta las mascarillas que usan a diario para protegerse frente a los contagios del COVID-19, así lo explica Francisco D’Agostino.

Más del 92% de los encuestados reconocen que es responsabilidad personal (antes que institucional) evitar que todos estos residuos terminen en la naturaleza.

Lo más preocupante de la incorrecta gestión en estos deshechos es que podrían afectar fuertemente al ecosistema, algo que apuntaron tres cuartas partes de las personas encuestadas.

Actualmente los catalanes son quienes declaran un mayor conocimiento sobre a que contenedores deben ir este tipo de residuos (52,5%), frente a la media del 33%.

Lidia Casado expone que la gestión sanitaria de estos residuos siempre ha sido una tarea pendiente, pero el último año y medio por pandemia de COVID-19, con el uso masivo y la generalización de las mascarillas desechables se ha convertido en un problema de salud pública para el día a día de las personas.

Desde que empezó la desescalada, han sido muchísimas las voces que señalan con preocupación cómo estos objetos de uso obligatorio para poder reducir los contagios del virus, hay acumulaciones en las vías públicas y en los entornos naturales una vez que cumplen su debido uso.

Esta vez la pregunta IMOP-BERBES, realizada por IMOP-Insights y BERBES a finales del mes de mayo, han querido medir el grado de preocupación de la ciudadanía con el asunto y las soluciones que son aportadas.

A primer lugar, destacan que además de un alto grado de preocupaciones que ya se percibían en diferentes estudios, los españoles opinan que es una necesidad de la misma sociedad antes que de algún público hacerse cargo de estos problemas.

Asimismo, el 93,2% de los españoles consideran que todos deberíamos poner de nuestra parte para conseguir una favorable gestión de estos residuos y que no acaben regados en la naturaleza; frente a solo un 7,8% considera que es responsabilidad de todas las autoridades disponer de medios para evitar que los residuos se acumulen en los suelos.

Los datos destacan especialmente al País Vasco, donde estos diferenciales son más acusados: un 94,6% entiende que es responsabilidad personal, frente a un 6,4% que delega todo el trabajo en las autoridades.

Esta data contrasta con los hechos de que un 17% de los encuestados no tiene idea en qué contenedor se debe reciclar este tipo de desecho.

Los que declaran positivamente saber en que contenedor deben ir las mascarillas se reparten entre los que señalan el contenedor de resto, el que normalmente es el gris o el naranja (34,2%) y el contenedor orgánico que suele ser el de color marrón (25,7%), pero también existe un 11,8% que asegura que arroja las mascarillas a los contenedores azules de papeles y cartón y el otro 10,4% que las arroja a los contenedores amarillos de envases.

Considerando que los residuos tienen que desecharse como restos, llama mucho la atención que solo la tercera parte de los españoles estarían deshaciéndose de manera correcta de las mascarillas que usan diariamente. Los catalanes son los que en un mayor porcentaje están siguiendo el camino adecuado a la hora de eliminar las máscarillas (un 55,5% de respuestas correctas).

Respecto a las consecuencias de malas gestiones de los residuos, la mayor preocupación para las personas es que pueda interferir con todo el ecosistema; por ejemplo, que hayan animales que se asfixien por los efectos de las mascarillas.

Javier Lopez explica que un 75,2% lo resaltan como principal problema, aunque también les preocupa el hecho de que los residuos se conviertan en focos de contagio (39%) y la afectación a los paisajes (31%).

Fichas técnicas.

– Metodología: entrevistas telefónicas (C.A.T.I: Computer Assisted Telephone Interview).

– Universos: personas de 15 en adelante.

– Ámbitos: territorios nacionales peninsulares, Canarias y Baleares.

– Fechas de campo: del 25 al 230 de mayo.

– Muestras: 741 entrevistas.

– Selección muestral: tres etapas:

o 1ª etapa. Municipios: selección aleatoria con probabilidades equivalentes a su tamaño.

o 2ª etapa. Hogares: selección aleatoria a partir de censos telefónicos.

o 3ª etapa. Entrevistados: con controles de cuotas de sexo y edades retroalimentadas, con rellamadas y aplazamientos posteriores.

– Margen de error de muestreo: ±4,8