Por Francisco D’Agostino

La gran mayoría de los métodos principales de phishing de los estafadores comienzan con una llamada telefónica para conseguir que la víctima divulgue información personal, como números de la Seguridad Social, de tarjetas de crédito o de cuentas bancarias. A continuación, el estafador intenta acceder a las cuentas de la víctima y robar su dinero.

En el pasado, los piratas informáticos solían intentar engañarle para que les diera información que pudieran utilizar para acceder a su cuenta bancaria o robar su identidad. Ahora van a por algo mucho más valioso: tu dinero.

Las estafas de vishing suelen adoptar la forma de falsas llamadas telefónicas o mensajes de texto en los que se informa de que hay algún problema con la tarjeta de crédito, normalmente porque se ha bloqueado debido a una actividad sospechosa. Pueden afirmar que tienes un virus en tu ordenador y que necesitas ayuda para limpiarlo o que alguien ha intentado piratear tu ordenador a través de un agujero de seguridad en Microsoft Word (lo que no es posible).

Francisco D’Agostino – Cómo comienza el vishing

El phishing, el smishing y el vishing son estafas que se basan en la misma premisa básica: están diseñadas para engañarle para que facilite información sensible para que otra persona pueda utilizarla en contra de sus intereses.

Una de las principales formas en que un estafador puede obtener sus datos de contacto es a través de una violación de datos. Es difícil saber con seguridad qué información ha sido robada y vendida en la web oscura, pero en los últimos años se han producido muchas violaciones de datos de gran repercusión. Si un estafador sabe dónde está tu información personal, no le cuesta mucho esfuerzo hacerse con ella.

Los estafadores de vishing pueden tratar de complementar la información que ya tienen con cualquier detalle nuevo que puedan engañar para que usted comparta, como su número de la Seguridad Social, nombres de usuario y contraseñas, PIN de tarjetas de débito, códigos de acceso únicos y más.

Las antiguas estafas por correo siguen vigentes, pero en los últimos años los autores se han pasado a las estafas telefónicas, difíciles de rastrear. Estos consejos pueden ayudarle a evitar las minas terrestres:

No responda a una llamada de un número que no reconozca. Esto puede ser complicado si su teléfono personal y su teléfono de trabajo son el mismo. Pero siempre que sea posible, deja que la llamada vaya al buzón de voz.

Tampoco caigas en la tentación de contestar si alguien te llama enseguida para hacerte creer que el asunto es urgente.     Nunca envíe dinero basándote en una llamada inesperada. Desconfía especialmente de cualquier persona que solicite un pago en criptomoneda, tarjetas de regalo, Zelle o una transferencia de dinero de Western Union.

Por Francisco D’Agostino