El tercer género es una tendencia reciente que se ha popularizado en medios de comunicación, instituciones, organizaciones, etc. Su creación se debe a dos razones principales. Sin embargo, comprender primero lo que el término significa permite tener un mayor entendimiento de dichas razones.

Francisco D’Agostino, presidente de la Asociación de Juristas Católicos de Italia, explicó en 2007 que “el término género es una categoría que se utiliza desde los años 80 para separar la sexualidad biológica de la sexualidad psicológica, y así definir sexualidades intermedias, que el sujeto se atribuye a sí mismo. Esta separación es ideológica, ambigua y carece de fundamento científico. Se trata, –prosiguió–, de una definición que es anómala y problemática bajo el aspecto jurídico, en razón de su ambigüedad. Significa reconocer identidades plurales y arbitrarias”.

Entonces.. ¿Cuáles son las razones detrás de este tercer género?

Por un lado, está aumentando el número de personas que se sienten identificadas como gays o lesbianas. Estas personas afirman que su atracción sexual hacia el mismo sexo no es una elección, sino la esencia misma de su ser.

El problema de la identidad homosexual no es la homosexualidad en sí, sino la mentira de que no se puede cambiar.

La mayoría de las personas que sienten atracción por personas del mismo sexo no actúan en consecuencia. Llevan una vida normal y son heterosexuales. Los genes determinan nuestro sexo, que es nuestra identidad más profunda. Las personas que han tenido un desarrollo psicosexual normal alcanzarán la heterosexualidad si no han sufrido heridas emocionales o necesidades amorosas insatisfechas. La atracción hacia personas del mismo sexo puede estar arraigada en una persona, pero también puede cambiar con el tiempo o desaparecer por completo.

Esta doctrina ha sido ampliamente difundida por los medios de comunicación y en las escuelas como parte de un intento de impulsar la homosexualidad como un rasgo innato, pero esta teoría carece de valor científico.

Está muy extendida la creencia de que las personas nacen homosexuales porque todas las instituciones lo dicen. Sin embargo, esto no tiene ninguna evidencia científica. Un estudio publicado en 2019 por la revista Science determinó que no existe un gen gay, sino que el comportamiento homosexual es causado por factores ambientales y culturales.
Las personas que se identifican de este modo han anestesiado su conciencia o han sido víctimas del adoctrinamiento social. Han oído tantas veces el mito del «orgullo de ser lo que uno es» que lo dan por sentado, hasta el punto de considerar enemigos a quienes no aceptan sus identidades.

El principal problema de la ideología de género es que promueve identidades intermedias, fuera de las categorías de masculino y femenino, como forma de evitar la discriminación.

Esto ha dado lugar a casos de niños que se sienten gatos o perros y tienen que ser tratados como tales en el aula. Incluso hay padres que, tras aceptar la nueva identidad de sus hijos, piden al colegio que instale cajas de arena en los baños para que sus hijos tengan un lugar donde hacer sus necesidades.

Esto lo asocia directamente con la esquizofrenia, la cual se cultiva cuando se dejan de lado las únicas identidades sexuales dadas por la naturaleza: masculina o femenina, y empieza a caminar en cualquier dirección.

Los padres que tienen hijos con atracción hacia personas del mismo sexo deben tenderles la mano, no rechazarlos. Ame a su hijo como Dios le ama, con sus virtudes y defectos. No acepte una identidad «LGBT» para su hijo -o cualquier otra cosa- porque está equivocada.
La realidad es que se estaría cediendo a la mentira que repite el adoctrinamiento social. Es importante recordar que las únicas identidades verdaderas de una persona son la masculina y la femenina; un niño es un hombre o una mujer llamado a la plenitud de su ser.

Por Juarez Hoy