Si bien a la superación del cáncer le sigue el regreso a la vida cotidiana, los efectos secundarios de los medicamentos que a veces persisten tras el tratamiento, así como el impacto que la propia enfermedad puede tener en los pacientes, pueden obstaculizar este proceso. Confirmando la necesidad de nuevos enfoques para la supervivencia del cáncer, un estudio(2), que se presenta en el Congreso de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO) 2021, muestra que una proporción significativa de supervivientes continúa sufriendo síntomas que afectan de manera importante a la vida de los pacientes durante varios años y revela una insatisfacción generalizada con la asistencia recibida.

La profesora Dorothy Keefe, CEO de la agencia australiana contra el cáncer (Cancer Australia) y presidenta de la sección de cuidados paliativos y de apoyo del Congreso, ha mencionado que la investigación sobre supervivencia se ha quedado rezagada con respecto a la investigación sobre el tratamiento del cáncer. «Ahora tenemos millones de supervivientes de cáncer en Australia, cientos de millones en todo el mundo y un número cada vez mayor que podría tener efectos secundarios a largo plazo», ha destacado Keefe.

Fatiga relacionada con el cancer

Uno de los síntomas más comunes que experimentan los pacientes y los supervivientes es la fatiga relacionada con el cáncer. Se trata de una sensación persistente de agotamiento que no se alivia con el sueño o el descanso y que interfiere significativamente en la vida diaria de la persona.

El estudio FiX evaluó inicialmente los patrones, la gravedad (3) y el tratamiento (4) de la fatiga relacionada con el cáncer entre 2.508 pacientes con 15 tipos diferentes de cáncer, dos años después del diagnóstico de su enfermedad. En una encuesta de seguimiento sobre 36 potenciales problemas a largo plazo y completada por los participantes alrededor de cuatro años después del diagnóstico, se observó que casi el 40% de los supervivientes continuaban reportando fatiga, que calificaban como una carga moderada o grave. Además de la fatiga, más del 40% de los pacientes declararon estar, al menos moderadamente, agobiados por la pérdida de capacidad física, y más de un tercio sufrió problemas para dormir, problemas sexuales, dolores en las articulaciones y ansiedad.

Aunque existen recomendaciones sobre el manejo de efectos secundarios como la fatiga relacionada con el cáncer -incluidas las Pautas de Práctica Clínica de ESMO para su diagnóstico y tratamiento(5), la autora del estudio, la Dra. Martina Schmidt, del Centro Alemán de Investigación del Cáncer (DKFZ), en Heidelberg (Alemania), ha subrayado que aún no están implantadas y ha informado de que, en su investigación, más de uno de cada tres individuos afectados evaluó como deficiente el apoyo que se les ofreció para abordar la fatiga. “A pesar de que cada vez hay una mayor conciencia sobre la eficacia de las medidas para mitigar la fatiga, como el ejercicio, a menudo los pacientes se encuentran solos ante la búsqueda de ayuda para atenuar los síntomas que no pueden tratarse directamente con medicamentos de la misma manera que se hace con el dolor, para lo cual la satisfacción acerca del apoyo recibido fue elevada», ha agregado la Dra. Schmidt en relación con los resultados del estudio.

Sobre las conclusiones obtenidas, la profesora Keefe ha comentado: “Esta investigación muestra que un número asombrosamente alto de pacientes con cáncer aún sufre problemas de salud importantes años después de haber superado la enfermedad. Deberíamos de prestar más atención a estas personas que se muestran insatisfechas con la asistencia disponible y tratar de comprender los mecanismos existentes para identificar aquellas intervenciones que podrían ser de gran ayuda para una mejor recuperación”.

Pacientes mejor informados desde el principio sobre los problemas potenciales 

Según la Dra. Schmidt, el seguimiento del cáncer ya no debe centrarse solo en los efectos secundarios inmediatos del tratamiento ni en la detección de metástasis o la recurrencia del tumor, sino que también se debe incorporar un cribado más sistemático de aquellos síntomas adicionales que pueden ser una carga para los pacientes. “El primer paso es asegurarse de que, desde el principio, los propios pacientes estén mejor informados sobre los problemas potenciales, para que sepan que afecciones como la fatiga relacionada con el cáncer a menudo son manejables y que no deben esperar a que los síntomas desaparezcan por sí solos», ha dicho la autora del estudio.

Además, la profesora Keefe ha defendido que todos los pacientes deben recibir un plan de atención de supervivencia cuando lleguen al final de su tratamiento. “De cara al futuro, es necesario desarrollar modelos de atención que minimicen la carga de la enfermedad sobre los sistemas de salud, implantarlos e investigar su impacto para que se pueda evaluar, en un plazo de cinco años, si han supuesto una diferencia para los supervivientes al cáncer”, ha concluido.