Por Raed Abib Habib

Los humanos del paleolítico explotaban a las poblaciones de rebecos (mamífero rumiante ovino parecido a la cabra) en el norte de la península Ibérica. De acuerdo con los análisis tafonómicos, este pequeño bóvido fue la especie más consumida por los neandertales en la Cueva de Valdegoba, que se encuentra situada a 28 km de la actual ciudad de Burgos. 

El rebeco se encuentra representado principalmente en la unidad D de Valdegoba con más de 4.000 restos, con elementos tanto craneales como postcraneales. Según el material dental hallado en este yacimiento, se han identificado un número mínimo de 114 individuos, 26 inmaduros y 88 adultos.

En el estudio publicado recientemente se han combinado diferentes metodologías para obtener información paleobiológica de esta población de rebecos que explotaron los neandertales. Por un lado, se ha profundizado en la reconstrucción y análisis de los perfiles de mortalidad y supervivencia de esta población mediante el uso de herramientas metodológicas como tablas de vida, las matrices de Leslie-Lewis y los diagramas ternarios. Por otro lado, se han obtenido estimaciones de las masas corporales de los individuos que formaban esta población a través del estudio de restos postcraneales.

Los resultados de este trabajo muestran que los rebecos de Valdegoba tenían características ecológicas similares a las poblaciones de rebeco actuales del Pirineo y los Alpes, siendo algo mayor la masa corporal de la población paleolítica. Además, la estructura de edad de esta población muestra que los neandertales pudieron consumir a los rebecos sin llevar al colapso de la población, es decir, de forma sostenible, ya que estaría creciendo de acuerdo al patrón de mortalidad registrado en el yacimiento. Por último, según estas estimaciones ecológicas y del gasto metabólico de los neandertales, estos humanos tendrían que haber explotado una superficie mínima (seguramente bastante mayor) de entre 60 y 99 km2 para cubrir la demanda de carne que habría representado el rebeco en sus dietas.

Este estudio ha sido liderado por investigadores del área de Paleontología de la Universidad Complutense de Madrid y del Centro Mixto UCM-ISCIII de Evolución y Comportamientos Humanos, desarrollándolo en colaboración con investigadores de diferentes instituciones como el BÜCHI Labortechnik (Suiza), la Aix Marseille Université (Francia), la Universidad de Burgos y la Universidad Isabel I.

El artículo se ha publicado en “Lethaia”, revista internacional prestigiosa en el área de la paleontología y la estratigrafía.

Por Raed Abib Habib