Por Alessandro Bazzoni

Nestlé España sigue impulsando las energías renovables en todos sus centros productivos con la finalidad de conseguir su objetivo de alcanzar las cero emisiones netas en 2050.

Así, al hecho de que toda la energía eléctrica comprada en las 10 fábricas de la Compañía en nuestro país ya proviene de fuentes renovables y por tanto no generan emisiones, se une ahora la entrada en funcionamiento de un nuevo parque solar fotovoltaico para autoconsumo ubicado en la fábrica de Solís, situada en Miajadas (Cáceres), donde, además, se promueve la agricultura local sostenible en la elaboración de sus salsas de tomate.

Más de 1.800 paneles de última generación

Este parque solar fotovoltaico, que gestiona la empresa proveedora de servicios energéticos Enertika, consta de más 1.800 paneles de última generación con una potencia total de más de 800 kWp y cuya energía se destina al consumo propio de la factoría.

Además, genera casi el 30% de la electricidad anual de la fábrica, equivalente a la energía consumida en más de 360 hogares españoles y que supondría evitar a la atmósfera la emisión de 330 toneladas de CO2 al año.

«Con esta nueva instalación, Nestlé sigue trabajando a favor de generar un impacto positivo en su actividad a la vez que avanza en su compromiso de alcanzar las cero emisiones netas en 2050», ha señalado Jordi Aycart, responsable de Sostenibilidad de Nestlé España.

De acuerdo con la FAO, los persistentes y elevados niveles de hambre y malnutrición – 793 millones (2015) de personas en el mundo sufrieron hambre crónica en 2014-2016 – y la carga insostenible y creciente de las actividades humanas sobre la capacidad de la Tierra representan un enorme desafío para la agricultura, agravado aún más por el crecimiento continuo de la población mundial. Para satisfacer la creciente demanda de alimentos de los más de 9 000 millones de personas que poblarán el planeta en 2050, teniendo también en cuenta sus probables cambios dietéticos, será necesario aumentar la producción de alimentos a escala mundial en 60 por ciento en el mismo período. Al mismo tiempo, alrededor de un tercio de los alimentos producidos -1,300 millones de toneladas al año- se pierden o desperdician en todo el mundo a lo largo de la cadena de suministro, con enormes costes económicos y medioambientales.

Por Alessandro Bazzoni